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Imposible no hablar de la inteligencia artificial (IA). El presidente Petro hizo alusión a ella recientemente, cuando mencionó que Ecopetrol debía realizar una especie de “exorcismo”, quitándose el petróleo de la cabeza y adoptando la inteligencia artificial.
A diario, se organizan seminarios y conferencias sobre IA en las principales ciudades, en universidades, clubes y cámaras de comercio. Los expositores, a menudo, representan marcas comerciales de servicios en la nube y aplicaciones de IA diversas. Las redes sociales son pródigas en información sobre el tema, y compañías como OpenAI ofrecen acceso a sus algoritmos a precios muy bajos. Podría decirse que ahí están las herramientas, disponibles para quienes deseen utilizarlas.
Es cierto: la IA puede ser de inmenso beneficio para el país, aunque también podría exacerbar las inequidades sociales y económicas, a menos que el gobierno y el sector privado se alíen para conjurar los riesgos.
Lo bueno que traería la IA:
- Transformación de sectores: Tiene un enorme potencial para dar un vuelco a sectores fundamentales como la salud, la agricultura y la educación.
- Eficiencia operativa: La automatización de procesos mediante IA permitiría a las empresas colombianas ser más eficientes, reduciendo costos y optimizando las cadenas de suministro.
- Nuevas oportunidades laborales: Aunque existe preocupación por la automatización y la pérdida de empleos, la IA también puede generar nuevas oportunidades laborales en campos emergentes.
- Toma de decisiones informadas: La capacidad de la IA para procesar grandes volúmenes de datos permite a las organizaciones tomar decisiones más rápidas e informadas. Imaginemos lo útil que podría ser esto para el sector público, en el que la IA, en beneficio de la ciudadanía, podría contribuir a mejorar la gestión de recursos y servicios.
- Ecosistema de innovación: Colombia ha estado trabajando durante décadas en una hoja de ruta para fomentar un ecosistema robusto de innovación; la IA podría acelerar el logro de tal propósito.
- Enfrentamiento de desafíos globales: Finalmente, la IA podría ser una herramienta valiosa para enfrentar desafíos globales como el cambio climático y la pobreza.
Sin embargo, hay riesgos que no se están enfrentando.
El primero es la brecha digital, que se manifiesta en el acceso desigual a tecnologías e internet. En áreas rurales y comunidades vulnerables, la falta de infraestructura adecuada limita el acceso a herramientas digitales. Esto podría dar lugar a una “brecha de la IA” que favorece a aquellos con recursos y conocimientos tecnológicos, mientras que los más vulnerables quedan rezagados.
Otro riesgo significativo es la vulnerabilidad laboral. La automatización impulsada por la IA tiene el potencial de desplazar empleos, especialmente en sectores donde predominan trabajos informales. En Colombia, con cerca del 60% de informalidad laboral, el riesgo es descomunal. Sin políticas adecuadas que promuevan la reconversión laboral y la capacitación, muchos trabajadores podrían enfrentar un futuro incierto.
La profunda inequidad educativa puede verse exacerbada por el avance de la IA. La creciente demanda de habilidades técnicas y digitales puede dejar atrás a aquellos sin acceso a una educación de calidad. Sin programas educativos inclusivos, las disparidades económicas y sociales se profundizarían aún más.
Lo obvio:
Hay que invertir en infraestructura digital, asegurando que todas las comunidades tengan acceso a Internet y tecnologías digitales. A raíz del escándalo de Centros Poblados, Colombia parece paralizada en este sentido.
Es crucial desarrollar políticas de capacitación que preparen a la fuerza laboral para las demandas del mercado laboral digital.
El sector empresarial también juega un papel fundamental; las empresas deben trabajar de la mano de los gobiernos para fomentar iniciativas que promuevan el desarrollo de habilidades entre sus empleados e invertir en innovación inclusiva.
Finalmente, el poco interés en invertir en ciencia y tecnología exacerba esta situación.
Como vamos, parece que Colombia le apuesta a una nueva inequidad: la brecha de IA, que será madre de otras desigualdades del siglo XXI.
X: @rafaordm
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