Llegó de Lima, la ciudad cantada por Chabuca Granda, para participar en el III Coloquio Internacional sobre el cuento latinoamericano. Entrevista a Ricardo Sumalavia
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Llegó de Lima, la ciudad cantada por la gran Chabuca Granda: «Así es lima la que quiero y esta es la Lima que lloro/la ciudad de mil quimeras, la del trapío que añoro», pero no vino a Cali a contarnos sus añoranzas, llegó para participar en el III Coloquio Internacional sobre el cuento latinoamericano.
Y es que sobre el asunto Ricardo Sumalavia, sabe bastante. Es doctor en letras. Ha vivido en Corea del Sur y Francia. Libros de cuentos como Habitaciones, Retratos familiares, los libros de micro relatos Enciclopedia mínima y Enciclopedia plástica, llevan su firma y en el mundo de las letras tiene gran reconocimiento.
Hablé con él para saber un poco sobre su oficio, para darle un saludo en nombre de los cuenteros de la ciudad y para decirle que aquí nos encanta el cuento. También para expresarle que en la ciudad hay varios talleres en donde se preparan con tesón y esperanza, personas de las más diversas edades en la espera de que sus cuentos algún día caminen de la mano de muchos lectores.
He sido invitado —me dijo— como escritor peruano, narrador de cuentos, microcuentos, novelas, profesor de literatura especializado en narrativas asiáticas, y que he tenido la grata oportunidad de ser invitado a este III Coloquio Internacional sobre el cuento latinoamericano, para compartir mis experiencias como autor, pero también para reflexionar sobre lo que supone el arte del cuento ahora en el siglo XXI.
También me contó que estaba gratamente sorprendido por la masiva presencia de público de diversas edades y diversos intereses. «Lo cual me indica que todavía sigue habiendo interés por las historias, sigue habiendo interés por la imaginación. Mientras uno pueda escribir y valerse de su imaginación, esta imaginación se convierte en una herramienta de libertad
Ricardo Sumalavia también señaló quiere dejarle a Cali «el recuerdo de un peruano que viene de un ambiente distinto, de un clima completamente diferente al de Cali, pero que tiene las mismas ganas de seguir compartiendo historias y memorias, pero, también llevarse un poco de esta ciudad y, por qué no, escribir algunos relatos de algo que suceda aquí».
¿Qué es lo mejor de escribir literatura?
Lo mejor de escribir, es la posibilidad de ser libres. Creo que la palabra te brinda, justamente, esa herramienta para poder observar tu entorno pero también para tomar distancia de ti mismo y tratar de comprenderte un poco más. Nunca se llega al 100 por ciento, pero el intento ya es gratificante».
¿Se puede aprender a escribir con alguna solvencia?
Yo creo que sí. No es un objetivo último porque es un aprendizaje continuo. Si alguien dice que ya aprendió, yo quizás pierda el interés en esa persona como autor o autora; pensaría que ya no tiene más herramientas para escribir. Yo prefiero ser un autor que piensa que siempre hay que seguir aprendiendo en la escritura»
Hay muchas frustraciones porque no se alcanza lo que se quiere en cuanto a la escritura
Yo, justamente, en la mañana hable sobre la importancia de la frustración y dije que considero que la escritura es un hermoso fracaso. Que es lo que nos permite tener la insatisfacción de no haber cumplido nuestras primeras metas para intentarlo nuevamente y volver a fracasar, pero como decía un autor “fracasar mejor”.
¿Qué hace a un buen escritor?
Yo creo que, básicamente, un escritor es como un sujeto cualquiera pero que, quizá tiene una, de tantas capacidades que podemos encontrar en los seres humanos, pero en este caso es que su palabra escrita es su carta de identidad.
Hay mucha gente con ganas de escribir y todo mundo dice que tiene una historia para contar y uno se abruma cuando va las ferias de libros y ve el impresionante número de libros que salen a consideración del público
Yo creo que eso se debe más a un problema de la soledad de estas nuevas sociedades. Eso quiere decir que cada vez tenemos más necesidad de expresarnos, quiere decir que hablar, verbalizar, no es suficiente, sentimos que no nos entienden y por lo tanto, a lo mejor, la escritura se convierte en ese canal de comunidad.
¿Cuál es esa palmadita verbal que usted le daría a quien quiere seguir escribiendo o que desea empezar a hacerlo?
Creo que preguntarse que más tiene dentro de sí que no ha dicho. Todos tenemos cosas que no decimos y creo que sería un buen ejercicio, quizá una buena experiencia, si es que no quieren ser escritores profesionales, pero intentándolo, qué más pueden encontrar mediante la palabra escrita.
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