Recientemente, se dio a conocer el resultado de la disputa legal entre la icónica diseñadora y una empresaria peruana llamada María Carolina Herrera Herrera. La disputa, que duró dos años, se centró en el uso comercial del apellido que ambas comparten.
Mientras que la diseñadora es una figura de renombre mundial, con una marca que factura millones de euros y presencia en más de 350 tiendas, María Herrera es una mujer sencilla con solo 136 seguidores en Instagram. Su negocio principal, “La Jabonera by María Herrera”, destina sus ingresos a una causa altruista: la esterilización de animales en situación de abandono.
Origen de la disputa por el nombre Carolina Herrera
Todo comenzó cuando María Herrera decidió registrar su emprendimiento en el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI). “La Jabonera by María Herrera” es una marca dedicada a la fabricación de jabones artesanales y otros productos de cuidado personal.
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Para María, esta inscripción era más que un trámite comercial; era un regalo de su hijo, Darío Morales, quien, tras graduarse en Derecho de la Universidad Mayor de San Marcos, quiso sorprender a su madre en Navidad. Sin embargo, lo que comenzó como un gesto amoroso pronto se convirtió en un proceso legal complejo.
En noviembre de 2021, la firma Carolina Herrera Ltd., con sede en Estados Unidos, envió un documento legal para frenar el registro de la marca de María Herrera. La compañía argumentó que “La Jabonera by María Herrera” estaba registrada en la misma clase de productos que las marcas de Carolina Herrera, incluyendo preparaciones para blanquear, jabones no medicinales y productos de perfumería, y que existía un riesgo de confusión entre ambas marcas debido a la similitud en el uso del apellido “Herrera”.
En un principio, María Herrera se sintió abrumada por la situación. “Al principio me dio cólera porque dije qué injusto… más que injusto creo que es tirado de los pelos que alguien te diga ‘no uses mi apellido’. Dije, ‘qué estupidez’”, comentó en una entrevista. La empresaria sabía que se enfrentaba a una marca poderosa, pero decidió no rendirse y continuar con la batalla legal con el apoyo de su hijo.
El argumento principal de la defensa de María Herrera era que “Herrera” es un apellido común en Perú y no debía ser monopolizado por una sola persona, por más famosa que estuviera fuera. Además, la marca peruana presentaba diferencias significativas con la de la diseñadora venezolana, tanto en su presentación como en su ámbito de aplicación. María enfatizó que tenía todo el derecho de usar su nombre en su emprendimiento: “Carolina Herrera es mi nombre, lo tengo en mi documento de identidad y soy peruana. Tengo todo el derecho de usarlo como a mí me convenga y me parezca”.