La OTAN, que plantea una “amenaza para la paz y el desarrollo” de otros países y está “trastornando al mundo”, tiene sus propios siete pecados capitales, afirmó el director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin, con sede en Pekín, Wang Yiwei, en artículo para el diario estatal chino People’s Daily.
De acuerdo con Wang, que también es profesor de cátedra del programa Jean Monnet de la Unión Europea, el primer pecado del que padece la Alianza Atlántica es su mentalidad racista y de “superioridad de civilización” con respecto a Rusia.
El académico recuerda que la OTAN no respetó sus promesas de “no expandirse ni una pulgada hacia el Este” y siguió “irritando a Rusia, lo que finalmente condujo a la actual crisis de Ucrania”. El experto subraya también que la alianza sacó provecho del conflicto entre Moscú y Kiev al ganar más fuerza y atraer nuevos aliados como Finlandia y Suecia.
La “herramienta estratégica de EE.UU.”
Mientras, Wang señala que el segundo pecado capital de la Alianza Atlántica, “una herramienta estratégica de EE.UU.”, corresponde a su práctica de poner sobre el tapete la ideología del bloque. Según el autor, el posicionamiento de China como un “desafío sistémico” en la nueva estrategia de la OTAN “refleja profundamente la mentalidad hegemónica de EE.UU. de fortalecer la confrontación ideológica y de los bandos y de ser autosuficiente”.
Por otra parte, el autor destaca como el siguiente pecado la práctica del bloque de “pisotear el derecho internacional”, que se convirtió “en norma” para la OTAN. Así, recuerda que la eventual adhesión de Finlandia a la alianza viola directamente sus obligaciones en virtud del Tratado de París de 1947 y el Tratado sobre los fundamentos de las relaciones entre Rusia y Finlandia de 1992.
Otro pecado capital de la Alianza Atlántica es el “unilateralismo en nombre del multilateralismo”, apunta el académico chino. “La OTAN sigue diciendo que está actuando de acuerdo con la Carta de la ONU, pero en realidad está actuando como un cobarde bajo el liderazgo de EE.UU.”, afirma Wang, que cita como ejemplo el bombardeo de Yugoslavia en 1999 por parte de la alianza en donde, entre otras personas, fallecieron tres periodistas chinos. “La OTAN todavía tiene una deuda de sangre con China”, agrega.
“‘Fósil viviente’ de la Guerra Fría”
Según el experto, el quinto pecado de la OTAN es su política de grupos, que “se ha convertido en la fuerza impulsora” detrás de la confrontación global.
En opinión del autor, la Alianza Atlántica es un “fósil viviente” de la Guerra Fría que sigue promoviendo su mentalidad, una práctica que corresponde a su sexto pecado. “La cumbre de la OTAN en Madrid catalogó a Rusia como la ‘amenaza más importante e inmediata’ y a China como un ‘desafío sistémico’. Esto demuestra que desde el final de la Guerra Fría, la OTAN no ha cambiado su pensamiento dualista y ha seguido provocando enfrentamientos entre bandos y creando tensiones en todo el mundo”, considera Wang.
Finalmente, señala que, pese a sus políticas anticuadas, la OTAN se desvió desde su objetivo original hacia una expansión global, lo que va en contra del desarrollo pacífico de los Estados soberanos, que se convierten en “rehenes” de las políticas del bloque militar.
“Lo que ha hecho la OTAN merece la máxima vigilancia por parte de los pueblos amantes de la paz por todo el mundo”, concluye Wang.