Pablo Emilio Escobar Gaviria, capo del ‘Cartel de Medellín’, fue uno de los narcotraficantes más poderosos, peligrosos y buscados del mundo.
Una fortuna millonaria de 30 mil millones de dólares para la época, lo llevó a estar en la lista de los hombres más ricos del mundo, hecho que aún en la actualidad se mantiene.
En vista de que para Escobar el dinero no era problema, a lo largo de su vida como el capo más poderoso de toda la historia colombiana, se hizo de cientos de inmuebles, un zoológico, pero su pasión por los vehículos clásicos, piezas icónicas y exclusivas, era mucho más fuerte.
Fue así como comenzó a coleccionar carros de diferentes estilos, pues no todos eran de lujo. Pablo Escobar Gaviria tenía un Renault y un Toyota, pero entre su colección más preciada tenía Porches, Cadillacs y otros clásicos, esos con los que sueñan los coleccionistas natos.
Sin embargo, la mayoría de esta colección se convirtió en cenizas, el día en que unos hombres encapuchados y fuertemente armados, accionaron una carga explosiva contra la puerta del inmueble en el que estaban resguardados varios vehículos de Escobar.
Para aquel entonces, autoridades dijeron que seis Rolls Royce, dos Mercedes Benz deportivo, una limosina, un Porshe y uno de tracción animal, fueron identidicados en el voraz incendio, así como otros más.
El Cadillac que se salvó del incendio
Un Cadillac Fleetwood, modelo 1947, propiedad de Pablo Escobar, se salvó de ese incendio.
De acuerdo a la historia que cuenta el hijo de Edgar Blanco, quien fuera socio de Pablo Escobar y Rafael Cardona, alias ‘Rafico’, el Cadillac le salvó la vida a Escobar, tras recibir un disparo por él.
Este vehículo de colección, actualmente está en poder del hijo de Blanco en Medellín, permanece intacto y solamente tiene ese disparo en el guardabarros.